INMIGRANTE
Estás permanentemente en mi recuerdo
Japón querido,
Inquebrantable como el samurai
Que se levantó imperturbable
En la segunda guerra mundial.
Te mantengo siempre vivo
dentro de este corazón herido,
que trabaja día a día sin cesar
para entregar con honor, orgullo y lealtad,
el producto del esfuerzo esperanzador,
a esta tierra generosa que albergó a ti y a los tuyos
fraternalmente en el devenir de la vida.
Perú y Japón unidos en asombroso pasado,
unen su ejemplar presente bajo este cielo infinito
para trabajar la tierra, el mar, las montañas,
hacia un futuro superior que? nos proporcione
solidariamente? a todos: paz, amor y bienestar.
porque así lo queremos,
y uniendo nuestras voluntades, lo lograremos.
EN POS DE UN SUEÑO
?En el ocaso de mi existencia
lo añorado se hace realidad
atravesando el océano, sobre nubes plateadas
como plateadas son las canas
que ahora adornan mis cabellos.
Plateados corazones que diviso desde la ventanilla,
corazones que laten en el firmamento,
anunciando la cercanía al lugar
que ayer dio vida a nuestros ancestros,
quienes hoy alborozados esperan nuestra llegada.
¿ y sus descendientes en el imperio del Sol naciente?
¿ Qué sentirán?
Aquí es día; allá, noche
día y noche que no pueden separarse
en el transcurrir de la vida.
Los de ayer y los de hoy
en un maravilloso e innegable acontecer.
Aquí vamos los de hoy
al llamado? del anhelante ayer
que dé respuesta al origen
de nuestro existir
y a? este sentir peruano
que alcanzó un nuevo amanecer.
JAPÓN
?Magnífico y radiante
con tradición y modernidad
mostrados a plenitud.
Sinsabores y amarguras
que hoy se erigen imponentes
con ?indoblegable voluntad,
Eres paradigma de la humanidad.
Tu gente sencilla y laboriosa
mente y corazón sobre bases ancestrales
imbuidas de sacrificio y pundonor.
Yo te saludo país milenario
y te reconozco con admiración,
con respeto y gratitud.
cuna de mis añoranzas
bastión de mis logros.
Alcanzaste el sitial que ostentas
por la calidad de tu gente
por tu tradición milenaria,
por tu ?identificación
con el devenir de los tiempos.
Por todo ello Japón querido,
nosotros, tus descendientes,
en pujante actividad
compartimos tu ascendente
y exitoso porvenir.
Flor de María Shimomura Ura