Entonces por una carretada de verduras, pagaban en el Mercado doscientos soles. Era la época dorada-que nunca volverá- en que cinco atados de nabo valían diez centavos; en que una docena de coles se vendía a ochenta centavos…
En 1925 se dedica a la ganadería. Fomenta el ganado lechero. Esa fecha marca la de su prosperidad. Estudioso, dotado de ideas modernas en los negocios, preocupado por la calidad, norma que ha seguido siempre, se le ocurrió entonces pagar la abrumadora suma de mil soles por una vaca Holstein. La gente lo creyó loco. No podían comprender que se despilfarrara así el dinero. Pero Ychiki tenía conocimientos de ganadería lechera, había estudiado zootecnia y sabía lo que estaba haciendo. Hasta ahora conserva la osamenta de la primera vaca que comprara, la que sirvió para que formara su establo actual que se ha hecho famoso por la calidad de sus padrillos y por la bondad de sus vacadas, todas de raza, capaz de rendir un extraordinario litraje diario.
La mayoría de los ganaderos descuidan la alimentación de los terneros. Una cría debe tomar de cinco a seis litros de leche diarios. Hay terneros que pueden tomar siete litros. En esa forma desarrollan bien. Un ganadero experto sabe con sólo ver al ternero, cuándo va a ser un ejemplar normal y cuándo no. Las crías bien alimentadas garantizan el buen litraje cuando forman vacada. En la actualidad se paga por una vaca de raza, diez mil soles. El cuidado de un ternero demanda de gastos cinco mil a seis mil soles en cuatro meses. Las vacas de don Enrique dan como récord de treinta a treintacinco litros de leche; mínimo, veinticinco litros. Una vaca da 20 litros de leche diarios; en el segundo 25 a 26 litros y en el tercer parto 30, 33 o 35 litros de leche.
En su establo, uno de los más afamados del país, el promedio del litraje de sus vacas es de 16. La mayoría de los ganaderos consideran que es buen tiempo cuando obtienen 11 litros de leche por vaca y que es malo el tiempo si producen siete litros.
Don Enrique cuida personalmente los terneros que destinará a padrillos. Imparte las instrucciones respectivas y posee procedimientos y secretos para criarlos y prevenirlos de enfermedades.
Posee ciento veinte vacas lecheras; por todas, doscientos cincuenta. Agréguese a ésto cinco magníficos ejemplares de padrillos de raza. El establo de su propiedad se estableció en 1934. Pero de ganadero tiene como treinta años de experiencia constante.
No le teme a las epizootias. Sin necesidad de recurrir a los procedimientos de laboratorio sabe con certeza infalible cuándo un animal está enfermo y el tipo de dolencia que lo afecta. Sus diagnósticos son decisivos. La práctica lo ha hecho poseedor de una series de secretos, -algunos de ellos propios del Japón- que le permiten curar a sus animales. Por eso muchos de sus compatriotas que se dedican a la ganadería le consultan. A nadie niega sus conocimientos. No es de los que no quieren dar luces. El egoísmo no es defecto de don Enrique Ychiki, y eso que en su ramo el reservar celosamente para sí los sistemas, modus operandis, procedimientos y experiencias propias, constituye todo un sistema. Con decir que don Enrique es capaz de curar la terrible fiebre carbunosa, está dicho todo. No ha querido participar en concursos zootécnicos. Los premios oficiales no lo tientan. Sencillo, modesto, le basta con trabajar en forma anónima. Pero los entendidos que han visitado su establo, se quedan admirados…(continuará)
Fuente: Revista Oriental.